"Nunca más volveré a currar en un medio de comunicación diario" era una de mis frases más repetidas seguida de "Ni muerta" y de "Ni por todo el oro del mundo" hasta hace un mes excaso. Hace tres semanas empecé a trabajar en un periódico que saldrá a la venta en el mes de abril. Si dejé mi anterior puesto por los malos horarios, el sueldo de esclava y la distinción (económica y de trato) entre estrellas y estrellados, esta vez me he lucido. Peor sueldo, horarios de prostituta y fines de semana entre ordenadores y periodistas. ¿Puede haber algo peor que encerrar en una habitación a más de cincuenta plumillas deseosos de sacar una nueva publicación al mercado? Estoy segura de que algo existe pero ahora no se me ocurre nada. La verdad es que, pese a los problemas con las infraestructuras y a las diez horas diarias (o doce) que paso en la redacción, un nuevo proyecto siempre es un aliciente para ir a trabajar. Uno siente el producto como propio aunque en términos económicos no sea suyo y se esfuerza el doble por intentar que su publicación salga adelante. No puedo quejarme ni un poquito porque me quedaban tres meses de paro y tengo una preciosa casa sin luz ni agua corriente que mantener. Así que estoy contenta, jodida pero contenta, animosa y con ganas de comerme el mundo sin masticarlo.
Sin más, cuando La Voz de la Calle esté en los quioscos, acordaros de una pobre periodistaguiónmaquetadora y compraros un ejemplar. La fecha de salida, de momento, es secreto de estado.
Propósito de hoy: Intento 06 de ser humana: Tropezar dos veces con la misma piedra es de humanos. Más humano aún es comerse las propias palabras para comer también todos los días y si, encima, uno lo hace con gusto, donde antes dije... ahora digo.
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