Intento 01

Hoy me he levantado con el día tonto. Voy a hacer cosas de humanos: voy a abandonar la cama, a hacerme un té, a mirar el correo, ducharme, vestirme, bajar a mis perras a la calle y a mirar al infinito. El ser humano es racional, el ser humano discurre. Mis piernas de autómata caminan tropezando con los muebles de la casa porque alguien, mientras mis baterías se recargaban, ha decidido cambiarlo todo de lugar. Cruzo los dedos para no tener un cortocircuito que me obligue a volver al calor del edredón. ¡Uy! Sin darme cuenta he cruzado los pies y me he caido redonda al suelo. Desde allí arrastro el cable del ordenador hasta mis manos y escribo: "Propósito de hoy: Intento 00 de ser humana".

28 de febrero de 2011

Intento 01 de ser humana: Encontrar un trabajo

Hace poco más de un año que estoy en paro. No en un paro amargado y autodestructivo del que algunos gozan y en el que se recrean con palabras como "con lo que yo valgo" o "no me llaman ni de la tienda de la esquina". No en uno de esos. Estoy en un paro reflexivo que más bien es un parón y no sólo por su duración. Estoy dándole vueltas a esa frase maldita que afirma que "El trabajo dignifica al hombre". No se al resto de los seres humanos (repetiré este sintagma muchas veces y no por pesada sino por el título del blog) pero a mí me dignifican otras cosas. Aunque sería mucho más felíz ocupando el tiempo en mirar al infinito mientras como pipas, necesito dinero para vivir, por lo tanto, necesito un trabajo que me saque de casa de mis padres y me lleve directamente a la mía. El problema es que todos los puestos a los que opto están "okupados" por otras personas. No me siento orgullosa del deseo irrefrenable de cortar brazos y piernas para que los dueños de esas sillas tengan que irse a sus casas a mirarse los muñones mientras yo les caliento el sitio. Seguramente esto es justo lo que no me dignifica. Tampoco me enorgullezco de mis sueños apocalípticos en los que sólo sobrevivo yo y unos cuantos ciudadanos elegidos al azar entre los hombres más atractivos del planeta. Mi único trabajo, en este futuro posible, sería quemar cadáveres para evitar los malos olores y liberar a todos los animales del zoo para que no mueran enjaulados (he pensado en los delfines pero aún no se qué hacer con ellos).
Pues bien, como iba diciendo no trabajo porque no hay trabajos y la única manera de hacerme con uno es que alguien abandone el suyo. Hace unas semanas me llamaron para hacer una suplencia y cubrir una baja por enfermedad en un periódico de la provincia. Duré seis horas porque la propietaria del puesto sanó inmediatamente. Aunque debo tener poderes curativos el universo debió castigarla porque a las dos semanas mi teléfono volvió a sonar. Esta segunda vez he estado tres días y ya hasta tenía dos amiguitos en la redacción. El trabajo no dignifica al hombre, lo violenta y saca lo peor de él. Se vuelve un ser envidioso, codicioso, en ocasiones vago y conformista. Era mucho más feliz con mi parón y mis buenas vibraciones, comiendo pipas y uñas al sol, que ahora esperando a que la lagarta usurpadora de sillas vuelva a caer en la desgracia y en la enfermedad.
Propósito de hoy: Intento 01 de ser humana: buscar otros medios para encontrar un trabajo que no supongan la destrucción de ningún otro ser vivo.