Intento 01

Hoy me he levantado con el día tonto. Voy a hacer cosas de humanos: voy a abandonar la cama, a hacerme un té, a mirar el correo, ducharme, vestirme, bajar a mis perras a la calle y a mirar al infinito. El ser humano es racional, el ser humano discurre. Mis piernas de autómata caminan tropezando con los muebles de la casa porque alguien, mientras mis baterías se recargaban, ha decidido cambiarlo todo de lugar. Cruzo los dedos para no tener un cortocircuito que me obligue a volver al calor del edredón. ¡Uy! Sin darme cuenta he cruzado los pies y me he caido redonda al suelo. Desde allí arrastro el cable del ordenador hasta mis manos y escribo: "Propósito de hoy: Intento 00 de ser humana".

1 de junio de 2011

Intento 11 de ser humana: La de cosas que NO pasan en el metro. Coger el metro y no "enamorarse"

Hoy, miércoles 1 de junio, he cogido cuatro veces el metro. Si le preguntaís a cualquiera de mis allegados, ese número podría haber sido la cantidad de viajes realizados por la que suscribe en tres meses. Últimamente soy una usuaria típica del transporte público. Voy a mi trabajo temporal en el suburbano y vuelvo a casa de la misma forma: montada en una bala que serpentea por los bajos fondos de la ciudad. La verdad es que nunca me ha gustado, siempre he preferido el autobús y el tren para poder mirar el paisaje y no los zapatos de los madrileños.
Mi segunda vez en el día de hoy ha sido a la hora de comer. He aprovechado el tiempo para ir a regar las plantas a esa casa mía que no tiene (de momento) agua y funciona con garrafas traídas por mi abuelo desde su hogar. La tercera, la vuelta al curro después de la comida (si puede llamarse comida a un yogurt de limón) y la cuarta a la salida para ir a comprar un sofá con mi señora madre. Pues bien, en mi último trayecto he tenido un flechazo en la línea 1. La de cosas que no pasan en el metro. Veinticinco minutos de reloj frente al tipo, yo apoyada contra las puertas, él agarrado a la barra a medio metro. El vagón lleno, el vagón vacío. Inmutables, congelados. Nos bajamos en la misma parada, Buenos Aires y nuestros caminos se bifurcan. Se mordía las uñas, como yo. He pensado en seguirle a cierta distancia y averiguar dónde vive para enviarle un telegrama o una carta postal. Más tarde he pensado que era mejor hacerme la interesante y fingir que escribía en un cuaderno durante las últimas 6 estaciones a ver si me preguntaba algo o se interesaba en mi aficción, pero no he encontrado un bolígrafo en el bolso. Finalmente he decidido mirar al infinito mientras me mutilaba mentalmente por tener diez años mentales. Para sentirme un poco más adulta, me he comprado el sofá.

Propósito de hoy: Intento 11 de ser humana: Reducir el número de viajes en metro a 2 por día y a tres como máximo el número de "enamoramientos". Coger más la línea 1. Huir de los señores mayores que se agarran a la barra del metro como si fuera una barra americana y fueran a morir mañana.